(Artículo publicado en http://www.elplural.com/tech/2017/02/04/justi-de-la-puta-calle-ver-la-luz-al-final-del-tunel)
Las ganas de algunos por ayudar a quienes lo necesitan posibilita que en España muchas familias puedan sobrellevar esta crisis. Un colectivo ha sido especialmente golpeado por el paro y la desesperación de este tiempo: los desempleados mayores de 45 años.
Las historias de hombres y mujeres en situación límite se repiten por todo el país. Sus protagonistas buscan la solidaridad, aunque se conforman con la comprensión y el respeto. No son casos aislados. Quién no tiene a algún familiar, padre o madre de un amigo o vecino con el triste ‘honor’ de ser uno de esos olvidados.
En medio de unas cifras que sólo invitan al pesimismo lógico de decenas de miles de personas y cuya situación debería sonrojar a cualquier Gobierno, aún es posible lanzar un mensaje positivo y real.
La historia de Justi
Lo personaliza Justi que, con 53 años, ha visto un rayo de luz en su vida. Tras 11 años en las dramáticas listas del INEM, entró en Aguas de Valladolid para cubrir una sustitución temporal de una semana. Esa provisionalidad se prolongó nueve meses y, días antes de Navidad, recibió la noticia de que pasaba a formar parte de la plantilla de la empresa.
Su historia ha sido posible gracias a él, a su trabajo y a la labor de una cooperativa que precisamente nació para aportar algo de esperanza a los miles de Justis que llevan años desempleados. Se trata de Entrevecinos, cuyo fundador, José Andrés, está curtido en las mil batallas del asociacionismo y del voluntariado en la capital pucelana.
“Recuerdo que cuando surgió aquel primer contrato de una semana, Justi no preguntó el sueldo. Sólo dijo ‘a qué hora hay que ir y dónde’”, dice Andrés añadiendo que su caso es “sin duda el sentido que justifica perfectamente nuestro trabajo”.
Su afirmación es clara, como todo lo que dice el fundador de esta cooperativa que surgió en 2011. “Es un proyecto amplio que nace en un barrio humilde, pero con la idea de extenderlo a toda la ciudad”.
Proyecto social
Como proyecto social, con Entrevecinos “lo que intentábamos era acercarnos a aquellos que tuvieran ganas de trabajar y que hubiesen caído en el desempleo”, explica.
Para ello, facilitaron las pautas y herramientas necesarias de las que no dispusieran con el fin de poder volver a encontrar un trabajo.
Su propia moneda: el vecino
Ese criterio fundamental les abre las puertas, por ejemplo, a la formación. “Nos dedicamos, como cooperativa, a limpieza domiciliaria e industrial; mantenimiento y reparaciones en general, y a la ayuda y asistencia a domicilio”.
La idea ha ido creciendo e, incluso, dispone de su propia moneda, el ‘vecino’. Todos deben acudir tres veces por semana y “si cumplen reciben a cambio ‘equis’ número de ‘vecinos’”.
La moneda no es una simple anécdota sino todo lo contrario. A final de semana pueden cambiarla por alimentos o material de higiene. De nuevo, la solidaridad de los vallisoletanos es fundamental, porque son ellos los que donan los productos, junto con organizaciones como Cruz Roja.
En la “puta calle”
José Andrés habla con la claridad del que lleva años bregando con situaciones límite. Es de los que cree que los mayores de 45 años son los grandes olvidados. “Lo que vemos es que hay un grupo de gente que, en un momento de plenitud profesional, se encuentra en la puta calle y, además, cuando no hay empleo”.
La maldita crisis se ha cebado con este colectivo que el paso del tiempo se ha encargado de excluir desde un punto de vista social. “Si con 40 años eras albañil y cinco después no te ha contratado nadie, estás fuera. No valoran si eres buen profesional, sólo consideran que ‘eres mayor’ para trabajar”, indica rotundo.
Entre Vecinos ha merecido el reconocimiento de la Obra Social “la Caixa”, que lo ha seleccionado como uno de los 20 proyectos de su Programa de Emprendimiento Social. José Andrés vuelve a ser explícito al afirmar que “para nosotros la Obra Social ha sido como ese faro que, cuando estás perdido y nadie te hace ni puñetero caso, ni le importa cómo estás o qué haces, de repente te alumbra. Y no sólo te dice que le gusta lo que haces, sino que además participa”.
“Es verdad que nos dieron dinero pero no fue un ¡hala, ahí tenéis 12.000 euros y ya está!”. Todo lo contrario. “Nos ayudaron a poner en marcha la cooperativa, pero lo más importante es que nos dijeron ‘no solo te doy dinero, quiero darte formación, auditorías, acompañamiento…’”, dejando claro que “no es que te venda “La Caixa” porque sí, puesto que si hubiera otra entidad que lo hiciera también lo diría, pero la realidad es la que es. Casi me atrevo a asegurar que nos hemos hecho mayores de edad gracias a ellos”.
La calle es “muy dura”, reconoce, tanto como las historias que ve cada día. “Hay demasiada gente hablando de un problema que no conoce y cuando te bajas a la calle y empiezas a poner a esos problemas nombres, apellidos y caras, te empiezas a acojonar”. El contrapunto lo pone EntreVecinos. El ejemplo es, sin duda, Justi.
—- Gracias a El Plural.com por contar nuestra historia —————-
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